El tracto gastrointestinal
La función del tracto gastrointestinal: la importancia del intestino
Cuando la palabra “intestino” aparece en la conversación, puede producir incomodidad. Temas como el de la digestión o el sistema digestivo no son del gusto de nadie, y mucho menos el de sus funciones. O, sobre todo, el de sus resultados. O, sobre todo, el de sus resultados. Pero el intestino es un órgano increíblemente fascinante y complejo, con profundos efectos sobre la salud digestiva y el bienestar general.
Siete metros mide el intestino humano. Tan solo un metro de esta impresionante longitud corresponde al intestino grueso, mientras que el resto le corresponde al intestino delgado, situado antes de éste y lleno de curvas. Las funciones de ambas porciones del intestino son numerosas y están perfectamente sincronizadas.
El intestino delgado: un gigante en un espacio reducido
La parte principal del trabajo de digestión por el tracto gastrointestinal se realiza en el intestino delgado. Recibe el bolo alimenticio del estómago, bien mezclado y aderezado con jugo gástrico, y comienza directamente a procesarlo. Hasta ahora, los componentes de la comida son demasiado grandes como para que el cuerpo pueda aprovecharlos. La segregación de enzimas digestivas (por ejemplo, por parte del páncreas) tiene el objetivo de remediarlo descomponiendo el contenido del intestino en sus componentes mínimos, lo que se conoce como el quimo, que son estos alimentos digeridos por estas enzimas estomacales.
Una vez que las enzimas han finalizado su tarea, la pared del intestino delgado absorbe los nutrientes del alimento y los transmite a la sangre y la linfa. Desde allí se distribuirán a todas partes, por todo el cuerpo. Para que todo funcione del modo más efectivo posible y el alimento se aproveche completamente, el intestino no solo es sinuoso, sino que su superficie presenta muchos pliegues, y estos pliegues están cubiertos a su vez por más arrugas, denominadas “vellosidad intestinal”.
De este modo, el intestino delgado alcanza una increíble superficie de hasta más de 200 metros cuadrados, ¡tanto como una pista de tenis!
Además de la digestión y absorción de nutrientes, el intestino delgado realiza otras importantes funciones del tracto gastrointestinal. Entre éstas se incluyen:
- Producir hormonas que coordinan el proceso digestivo
- Absorber agua del bolo alimenticio
- Mezclar el contenido del intestino
Movimientos intestinales perfectamente sincronizados se ocupan de que el bolo alimenticio pase suficiente tiempo en el intestino delgado para que entre en contacto con hormonas, enzimas y otras sustancias y tenga suficiente contacto con la superficie del intestino, porque solo de este modo pueden llegar al resto del cuerpo los nutrientes importantes.
El intestino grueso: un aprovechador de restos
En el tracto gastrointestinal, el intestino delgado tiene la tarea de filtrar los alimentos lo que el cuerpo puede aprovechar. Sin embargo, esto no significa que el intestino grueso no haga nada: su función consiste, a fin de cuentas, en descomponer numerosas sustancias y mantener en equilibrio a microorganismos que pueden causar enfermedades componentes del alimento difíciles de digerir y en preparar las heces. Para ello, continúa retirando agua y sal del quimo, que este son alimentos digeridos por enzimas en el estómago, y añadiéndole al mismo tiempo mucosidad para que se deslice mejor.
Como en él ya no se absorben nutrientes, el intestino grueso se diferencia también visualmente del intestino delgado que lo precede: en lugar de presentar numerosas curvas y pliegues, la pared del intestino grueso presenta un mayor grosor y un mayor diámetro.
Lo que llega sin digerir hasta el intestino grueso pasa a las bacterias intestinales: un número incontable de especies distintas procesan los componentes indigeribles de nuestra alimentación. Lo que queda es transportado por la musculatura del intestino grueso en dirección al recto, mezclado con células de mucosa y bacterias muertas o desprendidas. Allí se acumulan las heces hasta que puedan ser expulsadas a través del ano.
La flora bacteriana: un importante escudo protector en el sistema digestivo
Todos los microorganismos que pueblan el tracto gastrointestinal forman parte de la denominada flora intestinal. Ésta no solo contiene bacterias intestinales (que componen su mayor parte) sino también algunos organismos unicelulares, virus y hongos.
Un detalle interesante: las bacterias intestinales de una persona adulta suponen 1,5 kilogramos de su peso corporal.
Sin embargo, sus funciones no se limitan en absoluto a la digestión y a la salud digestiva. También juegan un papel decisivo en la defensa inmunológica. Sin la flora intestinal, estaríamos siempre enfermos, porque, a través de los alimentos, numerosas sustancias perjudiciales y agentes patógenos pueden acceder al cuerpo, y es muy difícil evitarlos, pues no es posible apreciarlos a simple vista.
Por suerte, ahí están los microorganismos de la flora intestinal: descomponen numerosas sustancias y mantienen un equilibrio a microorganismo que pueden causar enfermedades. El sistema inmunitario emplea las bacterias del tracto gastrointestinal también con fines “formativos”: gracias a su ejemplo, le resulta mucho más fácil distinguir entre los microorganismos “buenos” y los “malos”.
Por tanto, la flora intestinal es, sin lugar a dudas, un componente esencial de nuestro sistema digestivo. No nos damos cuenta de su verdadera importancia hasta que se desequilibra. Esto puede suceder, por ejemplo, tras un tratamiento con antibióticos: los antibióticos tienen la función de erradicar bacterias perjudiciales, pero en muchos casos afectan también a las bacterias “buenas” del intestino. Si éstas no se recuperan adecuadamente del ataque, puede formarse una población incorrecta en el intestino. Para los afectados, esto supone molestias digestivas tales como flatulencias, náuseas o incluso diarrea. Actualmente, se sospecha que un desequilibrio de la flora del tracto gastrointestinal podría estar implicado en la aparición de toda una serie de enfermedades entre las que se encuentra la depresión.
¿Cómo se puede estimular la función del tracto gastrointestinal? ¿Es importante?
Si el intestino no funciona correctamente, esto puede afectarte. Por lo tanto, una función intestinal equilibrada es la base de nuestro bienestar general. Un estilo de vida poco saludable puede provocar molestos síntomas gastrointestinales.
Hoy en día, la nutrición contiene demasiada poca fibra. Según los datos alemanes del Estudio Nacional de Consumo II, el 75 % de las mujeres y el 68 % de los hombres tienen una ingesta de fibra por debajo de la recomendada de 30 g por día como mínimo. Demasiada poca fibra hace que el intestino se vuelva vago, ya que el trabajo de la fibra es promover la función intestinal cogiendo agua. Esto asegura un tránsito intestinal adecuado y evita que las heces se endurezcan demasiado. Las fibras necesitan líquido para hincharse. La ingesta de líquido recomendada por día por ser humano es de 2,5 litros.
En parte, puedes influir positivamente en los síntomas gastrointestinales. Por ejemplo, a través de una mayor relajación en la vida cotidiana o una dieta equilibrada. En general, simplemente escucha a tu cuerpo y aprende a reconocer los factores que pueden provocar tus síntomas. Puedes elegir uno de los siguientes cambios. Lo que funciona al final varía de una persona a otra:
Relájate:
Evita el estrés excesivo y encuentra un equilibrio en tu vida profesional. Prueba algunos deportes “suaves” adecuados para ti como yoga o caminar.
Sigue moviéndote:
No siempre tiene que ser ir al gimnasio. A menudo es suficiente con integrar más ejercicio en tu vida diaria, como subir las escaleras, salir a caminar durante la hora del almuerzo o ir en bicicleta para distancias cortas.
Come regularmente:
Las comidas regulares también permiten lograr una digestión adecuada en muchas personas. Intenta no perderte ninguna comida. Algunas personas pueden tolerar mejor cinco comidas pequeñas en el transcurso del día que, por ejemplo, dos muy grandes. Prueba lo que mejor se adapte a ti y optimiza tu salud digestiva.
Come despacio:
Tómate tu tiempo para todas y cada una de las comidas y no engullas, mastica bien y disfruta comiendo.
Come alimentos frescos:
Evita los alimentos procesados, que son ricos en aditivos, grasas trans y edulcorantes artificiales. En cambio, come más alimentos integrales y frescos ricos en nutrientes esenciales y vitaminas.
Come saludable:
No se trata de quedarse sin patatas fritas y pizza para siempre, sino de tener un enfoque saludable. En resumen: intenta comer mucha fruta y verdura, intenta consumir más productos integrales y un poco de aceite cada día, eso es todo lo que necesitas para comenzar. Por cierto, algunos componentes de los alimentos, se consideran particularmente buenos para tu salud digestiva: fibra, prebióticos y probióticos. Puedes leer más sobre ellos aquí:
Molestias en el tracto gastrointestinal: ¿qué problemas pueden surgir?
El intestino es uno de los órganos más importantes del cuerpo. Si el sistema digestivo está desequilibrado y no funciona bien, puede tener un importante impacto en la salud y el bienestar general. Las personas afectadas pueden experimentar molestias intestinales, que se pueden distinguir en dos categorías: específicas y no específicas.
Las molestias intestinales específicas son síntomas directamente relacionados con el tracto gastrointestinal:
- Hinchazón en el estómago
- Diarrea
- Estreñimiento
- Sensación de saciedad
Las molestias no específicas, que pueden estar relacionadas con desequilibrios en el tracto gastrointestinal, pueden ocurrir adicionalmente/simultáneamente:
- Dolor de cabeza
- Mayor propensión a sufrir infecciones
- Fatiga
- Desánimo
- Problemas de piel
¿Cómo se pueden tratar estos problemas de manera eficaz?
Si tus problemas intestinales son ocasionales o están relacionados con un trastorno digestivo funcional como dispepsia funcional o gastritis, el objetivo es aliviar los síntomas.
Además, puedes pensar en qué provoca tus síntomas y cambiar tus hábitos de vida y alimentación si es necesario. Un estilo de vida saludable y evitar los alimentos que pueden causarte problemas pueden conducir a una mejor salud digestiva. Algunos consejos para una mayor relajación en tu vida cotidiana y cómo puedes ayudar con una alimentación rica en fibra se pueden encontrar en el apartado «¿Cómo se puede estimular la función intestinal? ¿Es importante?». Sin embargo, si todo esto no ayuda, también puedes usar el poder de las plantas. Gracias a su combinación única de nueve plantas medicinales, Iberogas® alivia simultáneamente múltiples síntomas digestivos como el dolor de estómago.
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