Melisa, la hierba de la calma: beneficios para la salud, usos y efectos 

La melisa o Melissa officinalis es una hierba aromática de la misma familia que la menta, que se ha utilizado desde la antigüedad para aliviar diversos síntomas relacionados con el estrés, la ansiedad, el sueño y la digestión. Su nombre científico proviene del griego "melissa", que significa abeja, ya que estos insectos son atraídos por su dulce aroma a cítrico.

En este artículo te contamos cuáles son las propiedades medicinales de la melisa, qué beneficios puede tener sobre tu salud, cómo tomarla de forma natural y qué efectos secundarios y precauciones debes tener en cuenta.

Las propiedades medicinales de la melisa

La melisa contiene una gran variedad de compuestos activos que le confieren sus propiedades terapéuticas, entre los que destacan los aceites esenciales como el citral, el citronelal, el geraniol y el linalol, además de los flavonoides, los taninos, los ácidos fenólicos y los triterpenos.

Gracias a estos compuestos, la melisa posee un amplio abanico de cualidades curativas:

  • Es sedante y relajante, ya que actúa sobre el sistema nervioso central y reduce la actividad de algunos neurotransmisores implicados en el estrés y la ansiedad, como el ácido gamma-aminobutírico (GABA) y la acetilcolina.
  • Es antidepresiva y mejora el estado de ánimo, ya que aumenta los niveles de serotonina y dopamina, dos hormonas relacionadas con el bienestar y el placer.
  • Es antiespasmódica y carminativa, ya que relaja la musculatura lisa del tracto gastrointestinal y favorece la expulsión de gases, aliviando los síntomas de indigestión, cólicos, flatulencia y meteorismo.
  • Es antibacteriana y antiviral, ya que inhibe el crecimiento de algunos microorganismos patógenos, como el Helicobacter pylori, el Staphylococcus aureus o el virus del herpes simple.
  • Es antioxidante y antiinflamatoria, ya que neutraliza los radicales libres que causan daño celular y modula la respuesta inmunitaria, reduciendo la inflamación y el dolor.

Beneficios de la melisa sobre la salud: desde la relajación hasta el bienestar mental

Gracias a sus propiedades medicinales, la melisa puede ayudarte a prevenir y tratar diversas afecciones, tanto físicas como mentales. Veamos cuáles son algunos de sus principales beneficios:

  • Ayuda a combatir el insomnio y otros trastornos del sueño, como el despertar nocturno o las pesadillas, al inducir un sueño más profundo y reparador. Además, al mejorar el estado de ánimo, también contribuye a reducir el cansancio y la fatiga durante el día.
  • Ayuda a aliviar el estrés y la ansiedad, al generar una sensación de calma y relajación. También puede reducir los síntomas del nerviosismo, la irritabilidad y la angustia.
  • Ayuda a mejorar la función cognitiva y la memoria, al estimular la actividad cerebral y proteger las neuronas del daño oxidativo. También puede ayudar a prevenir o retrasar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento o a enfermedades como el Alzheimer.
  • Ayuda a prevenir y tratar las infecciones por herpes simple, al inhibir la replicación del virus y acelerar la cicatrización de las lesiones cutáneas. También puede ayudar a reducir las recurrencias y las complicaciones del herpes.
  • Ayuda a mejorar la digestión y a prevenir o tratar problemas gastrointestinales, como la gastritis, las úlceras, el reflujo, el síndrome del intestino irritable o el estreñimiento. También puede ayudar a regular el apetito y a controlar el peso corporal.
  • Ayuda a aliviar los dolores menstruales y los síntomas del síndrome premenstrual, como la hinchazón, el dolor de cabeza o el mal humor, al regular los niveles hormonales y relajar el útero.
  • Ayuda a fortalecer el sistema inmunitario y a prevenir o tratar enfermedades como el resfriado, la gripe, la bronquitis o la sinusitis, al estimular la producción de anticuerpos y tener un efecto expectorante y descongestionante.

Formas de tomar melisa

La melisa se puede consumir de diferentes formas, según el objetivo que se persiga y la preferencia personal. Como muchas hierbas, la forma más típica y sencilla de tomarla es en infusión, principalmente si queremos reducir el estrés, promover la relajación y mejorar la calidad del sueño. 

Se prepara añadiendo una cucharadita de hojas secas de melisa por cada taza de agua hirviendo y dejando reposar unos 10 minutos. Las infusiones de melisa se pueden tomar hasta tres veces al día, preferiblemente después de las comidas o antes de acostarse. Sin embargo, la concentración de los principios activos de la melisa en infusión es bastante reducida, por lo que existen formatos más concentrados que se pueden tomar para obtener efectos más intensos. 

La tintura de melisa, por ejemplo, concentra los compuestos activos mediante un proceso de extracción en alcohol que puede tardar varias semanas. Es muy útil para tratar trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad y el estrés crónico.

Las cápsulas de melisa, por otro lado, proporcionan una dosis concentrada y estandarizada, facilitando la ingesta para quienes buscan tratar trastornos digestivos o reducir los síntomas del estrés. Se pueden encontrar en herbolarios o farmacias, con diferentes concentraciones y en forma de complemento alimenticio en combinación con probióticos.

En cambio, el aceite esencial de melisa se extrae por destilación al vapor de las hojas frescas. Se puede aplicar sobre la piel, siempre diluido en un aceite vegetal, para tratar el herpes, las heridas, las picaduras o los dolores musculares. También se puede inhalar o difundir: con su alta concentración de compuestos volátiles, ofrece una alternativa para aliviar tensiones, mejorar el estado de ánimo y promover la relajación, proporcionando una sensación de calma y bienestar tanto físico como emocional.

Efectos secundarios, dosificación y precauciones al usar melisa

La melisa es una planta segura y bien tolerada por el organismo en la mayoría de las personas, siempre que se consuma en las dosis recomendadas y bajo supervisión médica. Sin embargo, en algunos casos puede provocar efectos secundarios o interacciones con otros medicamentos o sustancias.

Deja de tomar melisa o reduce su ingesta si notas algunos de estos efectos no deseados:

  • Somnolencia, mareos, confusión o disminución de la capacidad de reacción, especialmente si se consume en exceso o junto con otros sedantes o depresores del sistema nervioso central, como el alcohol, los antihistamínicos, los opioides o los ansiolíticos.
  • Hipotensión, bradicardia o arritmias cardíacas, especialmente si se consume junto con otros antihipertensivos o cardiotónicos, como el ajo, el espino blanco, la valeriana o el ginkgo biloba.
  • Hipoglucemia o alteraciones del metabolismo de la glucosa, especialmente si se consume junto con otros antidiabéticos o hipoglucemiantes, como la insulina, la metformina, el fenogreco o la canela.
  • Hipotiroidismo o alteraciones de la función tiroidea, especialmente si se consume junto con otros antitiroideos o bociógenos, como el litio, el propiltiouracilo, la soja o la col.
  • Alergias o reacciones cutáneas, especialmente si se aplica el aceite esencial sobre la piel sin diluir o si se tiene sensibilidad a otras plantas de la familia de la menta.

Por estas razones, te recomendamos que consultes con el personal sanitario antes de consumir melisa si tienes alguna enfermedad crónica, durante el embarazo o la lactancia, si eres menor de 18 años o estás tomando algún medicamento.

A pesar de poder tener estos efectos secundarios, la melisa representa una valiosa aliada natural en el cuidado de la salud mental en nuestro día a día. Las propiedades de sus compuestos activos ofrecen una gama amplia de beneficios para quienes buscan aliviar el estrés, mejorar el estado de ánimo o promover un descanso reparador. Al tener además efectos calmantes, asociados a propiedades ansiolíticas y digestivas, la melisa resulta un recurso accesible para armonizar cuerpo y mente.